sábado, 1 de octubre de 2011

Crear lo invisible sin frustrarse en el intento.


Por Ivan Lavin.
Al principio fue el silencio, luego Dios soltó un grito y nos creo, pero, ¿seremos una frustración para Dios? ¿Somos lo que Él imagino? Quizás nos olvidó como un artista olvida su obra avergonzado. Entonces nosotros tendremos que enfrentarnos a nuestra existencia, solos, abandonados, nos invade el terror del accidente, somos lo que salió y nadie esta ahí para hacerse responsable de nosotros, no lo sabemos, o tal vez nuestra ignorancia sea parte del plan perfecto del creador, no lo sabremos, así que dejemos ese tema aparte para enfocarnos en lo  que si sabemos, lo que Él nos heredó: nuestro instinto interminable para crear, el don. Somos parte de la cadena creadora y por eso creamos, la imaginación, esas imágenes sin tiempo, la imaginación, el recuerdo  de nuestra alma y el hogar de nuestros deseos, la fuente de todo. De lo imaginado a lo real no hay un sólo paso, hay todo un camino doloroso y bien el hombre puede desgarrar su cuerpo en el despiadado intento por  formar las imágenes que nacen de lo profundo de su corazón. Cuando cerramos los ojos el mundo es el de  las imágenes libres y ciertas, que caro hay que pagar el materializarlas, pero por naturaleza sabemos que imaginar sin voluntad, es decir, sin crear, es inútil, los demás no pueden ver nuestra imaginación por eso es necesario  compartirla por medio de la acción, entonces pensemos para que existimos: crear y compartir, imaginar y amar. Realizarnos.
Sin cuerpo no hay expresión, el cuerpo es la herramienta de nuestra fantasía, pero también puede ser su barrera, la imaginación  suele ser muy exigente para nuestro cuerpo  limitado, entonces  se sueltan batallas, alma y cuerpo buscan cada quien su placer  donde o vence  el agotamiento físico  o bien gana el arte y el ciclo de la creación al fin se cierra. Entre más profundo sea el artista más riesgo tiene a frustrase, por que  es más noble su intención y difícil su expresión. Bien podría ser que lo que imaginaron los grandes artistas jamás lo lograron (se dice que las mejores obras del mundo fueron creadas sólo en la mente, que las que existen son sólo la sombra de algo mas bello), pero en el intento está la esperanza, el artista no  debe rendirse  en su misión por que si no se lo lleva la nada.
Analizaremos a continuación a un artista y su proceso de creación sin ignorar el dolor del parto.
Este artista se levanta muy temprano y con mucha energía inyectada por la tormenta de imágenes de sus sueños, pareciera que acaba de nacer y tiene todo un mundo por crear, posibilidades  infinitas en el mapa, pero solo seguirá el camino  de su única voluntad espiritual.  Bueno cómo empezar, tiene el sabor en la boca, la fragancia dentro de su piel, y quiere expresarlo ¡necesita expresarlo! es optimista, piensa que saldrá todo fácil, como si sólo bastara con dejar guiar su mano por una fuerza divina, empieza con calma, varios intentos, no se desespera aun, confía en si mismo, respira, no quiere descansar, siente que  se ahoga en la vida si descansa, por eso se mete a su cuerpo para sacar algo nuevo, y trabaja, pero, lenta sorpresa, lo que vio su alma no esta frente sus ojos, simplemente no es lo que esperaba y qué torpe se siente, sus manos se mueven pero no hay ritmo , ¡¿Por qué?! Grita, pero quién lo manda a crear lo imposible, ¿Por qué será él el que tenga estas visiones que no  se pueden realizar? (este es un artista que tiene que hacer lo que quiere y no lo que le sale) entonces puede venir una crisis, el odio del creador ante su inacabada obra, el aborto, tiene el impulso de destruir su trabajo, ese instinto de amor se convierte en odio con la misma fuerza pero en dirección al caos. Qué triste es escuchar los quejidos de un artista mudo, llora sin lágrimas, ¿què hacer? Ni modo que se destruya a sí mismo,  está cansado, prefiere descansar en la nada antes de vivir en un mundo no realizado, él a veces maldice su misión, su responsabilidad  y no puede escapar de su destino, cierra los ojos y trata de relajarse  pero su corazón aún tiembla, su cuerpo es el único que se ha rendido, luego piensa en dos caminos:   el de traicionar su esencia e irse a la comodidad del olvido; disfrazar la frustración, se anestesia, o aquél en el que  engaña  a su alma, conformarse, su deseo por aceptarse lo vuelve mentiroso, entonces dice que su obra está bien, que está satisfecho con el resultado, que por fin la ha terminado, pero no estará tranquilo jamás, ni podrá verla a los ojos , por que siempre vivirá una voz en él que le diga que esto no es lo que él  deseaba.
Si el artista logra ignorar estas dos opciones (como pruebas) entonces se demuestra lo comprometido que está, no se resigna, sigue ahí, por orgullo o por capricho por lo que sea pero esta ahí, no le sale nada, pero sigue, está loco, ya no siente su cuerpo, ya está muy lejos de aquí, dar lo que él tiene o morir, perseverancia. Entonces  de repente un segundo sin saber por que todo cambia, hay una revelación en su obra, todo cuadra, encontró el color que buscaba, el sonido que deseaba, la imagen que veía sin cesar, pareciera un milagro, su obra de arte ya tiene un camino, ya lo ha encontrado, los dioses se apiadan de él, ¡por fin! ya solo hay que terminarlo, los últimos toques, ya puede descansar pero sigue observando, aún hay posibilidad de caos, el artista no es libre mientras no termine su obra , al final lo logra, y la ve con dignidad y orgullo, ya está hecho, luego dice: “esto ya no es mío, es para los demás, ¡me he expresado! ahora mi obra pude decir su primera palabra, solamente una madre al ver al hijo recién nacido podrá entender este sentimiento, cuando sabe que el dolor se fue, que ya no importa que jamás existió,  que valió la pena luchar.”

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